sábado, 10 de abril de 2004

REGIMEN ESPECIAL AGRARIO

“Régimen especial agrario”

Curioso nombre para una triste injusticia. Me cuesta mucho poder entender la facilidad con la que giramos la vista a un lado, para no ver crueles injusticias sociales que aun perduran desde siglos pasados. Triste porque todas las injusticias son tristes, pero además porque afecta a un sector de la población duramente castigado a lo largo de la historia de este país (sobre todo en los últimos “ocho” años). Injusto para los agricultores y jornaleros, no solo por los míseros sueldos que tradicional viene percibiendo, sino también por la dureza de un trabajo, que no podemos explicar con palabras.
Pongamos un curioso ejemplo para ilustrar el funcionamiento de este peculiar régimen especial agrario; un trabajador, que por determinados motivos ha cotizado a la seguridad social, pongamos un tiempo mínimo de quince años a lo largo de su vida, recibirá al jubilarse la pensión mínima establecida, en torno a las sesenta y cinco mil pesetas (una miseria, teniendo en cuenta el ritmo de vida que llevamos); aunque irónicamente un trabajador del campo que haya estado cotizado a la seguridad social durante unos cuarenta años, percibirá una jubilación después de “40” duros años de trabajo que rondará las setenta mil pesetas, es decir, prácticamente la pensión mínima. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Evidentemente es Andalucía una comunidad donde este régimen agrario tiene una especial incidencia. Puesto que vivimos en una tierra de trabajadores del campo. Personas que no se jubilan porque lleguen a la edad estimada para ello, sino porque su cuerpo no da más de si. Matados a trabajar durante toda una vida, para ser recompensados con una ridícula pensión que apenas puede ocultar su parentesco con el mínimo establecido. Y por si fuera poco, irónicamente a los andaluces(refiriéndose a los jornaleros y trabajadores del campo) nos dan fama de ser los más vagos. Me gustaría ver a esos que tienen tanta facilidad para criticar a los demás, trabajando de sol a sol, me gustaría ver la cara que se les quedan cuando a fin de mes reciban el mísero sueldo que se recibe trabajando en el campo, pero sobre todo me encantaría ver su cara el día que, después de 40 años matándose a trabajar en el campo, reciban el pago de su “especial “ jubilación.

Córdoba 10/04/2004

El País 12/04/2004

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